lunes, 12 de julio de 2010

treintaicuatrO.

El mecanismo de la inercia:


Saca el reloj de mi muñeca.
-Me pertenece- dice al observarlo.
-Hasta donde yo sé...-
-Lo cual es nada- Interrumpió terminantemente mi respuesta inconclusa.
Bajar la cabeza, tragar palabras, callar el momento de un golpe. No vislumbro, no conjeturo. En las paredes se extienden ramas de hierro, hojas grises; bajo mis pies, un estrato de flores de cemento.
-Dejar que las luces me acuchillen y que el movimiento sea un hacha. Y vos... ¿qué hago? ¿Dejo que te inundas en la falla y en la lid? ¿Que la disputa te ahogue?- piensa. El momento en que duda sobre su dictamen me deja con la impresión de que no termina. Saca mi reloj de su bolsillo. -Va a estar en tus manos pero va a seguir siendo mi propiedad. No podés decidir con libertad, aún no-.
Y solamente atisbé a mirar el reloj. Lo miré. Mirar y respirar. Lo miré hasta que mi tiempo con él terminó. Entonces, solamente quedaba respirar. Respirar. Hasta el momento en que tuviera como premio, otro tiempo a solar con mi reloj. Todo se componía de esperar y respirar; después, respirar y mirar. Lo deseaba, lo quería, lo anhelaba. Lo tenía. Mi mente se transparentaba. No había nada que hacer, todo se había ido, y ese todo se había llevado hasta mi cordura, hasta mi anhelo. Más que mirar... no había nada.

2 vaso/s de agua:

Mäfe Misterio dijo...

la curiosidad mató al catzilla
y le voy a quemar el rancho a quien nada más te deja con respirar y no poder decir qué pensas...

Abi dijo...

hello, como anda todo? Acá horrible. Muchas cosas en muy poco tiempo. Lo único que puedo decir es que soy enfermizamente débil. Tanto que me puede llegar a costar la vida al igual que Kurt. Pero eso no lo veo como algo negativo, solo como un proceso que debo afrontar para averiguar si tengo que mantenerme de pie o caer al mas profundo precipicio. Gracias por escuchar. Te quiere la enferma de Abi. n.n