lunes, 6 de septiembre de 2010

343

Pablo se puso a escuchar la tormenta que se debatía, poderosa, afuera de su casa. Vio los rayos, que aparecían y desaparecían frenéticamente en forma de hilos plateados en su pared. Escuchó el  viento intentando irrumpir en su habitación, chocando contra la ventana. En esos momentos se preguntó si los truenos eran los gritos ahogados que la naturaleza dejaba de reprimir; ¿qué intentaba explicar? Tal vez eran desgarradores gritos de dolor, súplicas, tal vez un llanto atronador  o hasta una euforia incontenible, una que se siente tan fuerte y pura que hace que la alegría brote en lágrimas de lluvia.

1 vaso/s de agua:

Federica dijo...

Tal vez, las palabras y susurros, voces y gritos, acciones y pensamientos eran traducidas en tormenta ... tal vez, Pablo necesitaba dejar de reprimir el llanto, el dolor, la euforia, y las súplicas para estallar en un mar de, felicidad, de libertad.

Muymuy bueno, me encantó la metáfora.

Por algo sos y serás mi Jamalenchu, forever.