200 27.

Doscientos años de independencia. Doscientos años de dependencia. ¿Importa ya de qué sean? ¿Importa que la gente exclame ¡Libertad! sin cavilar un momento? ¿Importa que una persona cante el himno mientras en sus ojos emocionados se advierte ese pensamiento de "Viva la patria"? Ya está, ya están todos entregados a la farsa, ya están todos sometidos a la hipocresía. Agitemos las banderas sin razón y cedamos al orgullo mediocre. 
¿Porqué dudar? ¿Para qué decepcionarse ante las conclusiones que hay al refutar todos esos ideales que teníamos del lugar (la "nación") dónde vivimos? ¿Para qué pensar que hay otros habitantes, para qué pensar en que hay algo más afuera de el territorio que se llama Argentina?
Si cavilamos y razonamos, solamente vamos a llegar a horrorizarnos al darnos cuenta de que las mismas personas que querían un país con libertad creían también, que las castas no podían ser consideradas "vecinos". "La libertad de cada uno necesariamente asume la libertad de todos, y la libertad de todos no llegará a ser posible sin la libertad de cada uno... No hay libertad real sin igualdad, no sólo de derechos sino en la realidad. Libertad en igualdad, ahí está la justicia."
Dejémonos llevar por la publicidad nacionalista que impregna el país. Dejémonos llevar por la hipocresía. Dejémonos llevar por ese amor patriótico. Patriótico e irracional.